Exposición pictórica Sangre verde, arte combativo contra la ley forestal 31973, un mecanismo para fortalecer la memoria histórica y colectiva

“El mundo de la expresión artística es el mundo de la belleza, pero también el mundo de la reflexión, la experimentación, la denuncia, la provocación, la innovación”. Varela, J. y Álvarez Uría

DOI: https://doi.org/10.55996/manguare.v3i2.243

Recibido: 20/05/2024.            Aceptado: 19/07/2024.

Jackeline Ontibón Ramírez

Universidad Nacional de San Martín 

 lontibonr@alumno.unsm.edu.pe

 orcid.org/0009-0006-2622-8902

                                                 

Resumen

El presente ensayo pretende analizar cómo el arte se convierte en un mecanismo para la construcción de la memoria histórica y colectiva, creando espacios de sensibilidad y reflexión con una gran carga emotiva y simbólica. Este aspecto será analizado desde la exposición pictórica “Sangre Verde, Arte Combativo”, realizada entre artistas de la región de Amazonas y San Martín en el mes de febrero de 2024 en la ciudad de Chachapoyas y Moyobamba, que tuvo como objetivo protestar contra la ley forestal 31973, que vulnera las leyes de protección de los bosques y pone en riesgo la soberanía de los pueblos originarios. De este modo, el artista y su obra se convierten en un instrumento de protesta cuya postura política y compromiso social hacen parte de su inspiración, llevando la belleza estética no solo a un ámbito contemplativo, sino siendo parte del debate sobre las problemáticas sociales que le rodean.

Palabras clave: exposición pictórica, memoria colectiva.

 

Introducción

Sabemos que el arte tiene una finalidad estética cuyo lenguaje universal permite expresar ideas y emociones, aun así, no se limita a este fin, sino que también pretende proyectar un mensaje con contenido social. El arte entonces se convierte en un instrumento de protesta y de construcción de la memoria histórica, donde se plasman temas como la opresión, la desigualdad, la corrupción, la violencia, entre otros. Bajo el contexto que nos interesa, vamos a resaltar la exposición pictórica “Sangre Verde, Arte Combativo”, que trasmitió un mensaje de rechazo a la ley 31973, que atenta contra la biodiversidad de especies y zonas de bosques de protección desde una perspectiva estética. Es importante resaltar que estos temas no hacen parte de un aspecto novedoso en la Amazonia peruana, sino que la historia ha estado marcada por este tipo de arbitrariedades siendo esencial fortalecer nuestra memoria para comprender el pasado y hacer cambios significativos en el presente. Entonces, las conexiones entre las formas simbólicas y la realidad tienen como propósito crear identidad y conciencia sobre elementos del olvido y el silencio de sucesos que al momento de hoy parecen repetirse. Así, el arte se convierte en un aliado donde las obras pretenden expresar sentimientos de inconformidad en temas que afectan a la sociedad, que conllevan a ver al artista no solo como un genio romántico que idealiza conceptos, sino un agente político y social cuya fuente de inspiración también son las injusticias y las problemáticas sociales.

¿Por qué el arte llega a convertirse en un agente político y social?

A lo largo de su desenvolvimiento, el arte ha tenido vertientes donde la inspiración ha girado en torno a la temática social y política, un momento representativo está en los años 60, donde algunas manifestaciones artísticas tomaron un rol más combativo en temas controversiales como: los derechos civiles, el feminismo, la libertad sexual, el racismo, entre otros. El arte ante el devenir de los acontecimientos sociales, tiende a rompen con los cánones tradicionales y de este modo nacen corrientes como el Dadaísmo, que después de la primera guerra mundial expresó un rechazo ante los actos criminales que no tenían una justificación razonable, sino que iban en contra del perfil de hombre civilizado europeo que llevaron a la sociedad a un momento de aguda deshumanización y violencia.    

La pintura histórica es otro referente que ha contribuido a la memoria de los pueblos, aquí encontramos artistas como Francisco de Goya, cuyos grabados sobre la guerra en España hacen una fuerte crítica a la situación conflictiva y violenta de su época, así también, el Guernica de Pablo Picasso refleja el bombardeo por parte de las élites nazis a la ciudad del mismo  nombre, en momentos de la guerra civil española, y otros artistas como el alemán Anselm Kiefer, con su estilo neoimpresionismo que representó episodios de la historia nazi[1]. Por el mismo camino encontramos el arte conceptual que al romper con el enfoque tradicional intenta involucrar al espectador, llevando la exposición fuera de la galería de arte, donde será el transeúnte quien a través de la experiencia estética se acerque a las problemáticas que aquejan a la sociedad donde está sumergido.

La pintura histórica trae consigo la representación de hechos históricos, de los héroes y sus hazañas, de escenas religiosas, temas mitológicos (fábulas, mitos, leyendas), pasajes literarios, alegorías entre otros, todos ellos con la intención de ensalzar o dignificar los momentos, personajes o pasajes de una época. Glorificar el espíritu nacionalista y la moral conlleva a mostrar el arte en espacios públicos, como lugares simbólicos con alguna carga histórica como palacios o edificios de gobierno[2]. A medida que los eventos catastróficos del siglo XX tomaban protagonismo y el sistema de valores después de las dos grandes guerras en Europa se desdibujaban, el arte histórico dejó de ser lo que era, para involucrar nuevas tendencias.

El periodo de dictaduras en América Latina es otro referente donde el arte alza su voz de protesta, por ejemplo, en México se va desarrollando en contra del régimen porfirista una corriente artística muy significativa: el Muralismo, donde encontramos grandes artistas como David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco. Estos artistas en su momento llegaron a ser censurados y hasta encarcelados por gobiernos autoritarios que coartaban estas formas de expresión, porque se fueron gestando al acontecer de las revoluciones sociales creando una visión de arte menos estática y comprometida con las problemáticas de la sociedad. Otros artistas como Jacques-Louis David[3], John Trumbull o Eugene Delacroix asumen un papel más crítico sobre los hechos o acontecimientos ocurridos, entre los periodos el siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, donde las sociedades abren paso a nuevos cambios políticos y sociales que marcarán el ritmo de las nuevas tendencias artísticas, asumiendo una posición crítica que ha contribuido con la identidad y la memoria colectiva de los pueblos, ocupando una mirada más activa con un presente que intenta no cometer los mismos errores de antes.

Memoria histórica y colectiva y su articulación con el arte

La memoria nos remite a hechos sobre pasados tormentosos que quieren ser llevados al olvido, como los genocidios, desplazamientos forzados, guerras, fusilamientos entre otros, de esta manera emergen memorias colectivas que harán parte de la historia hasta el momento no contada, y como ésta llega a vincularse con la identidad de los pueblos. El arte desde sus manifestaciones se convierte en un aliado de la memoria histórica desde una mirada estética, y les da profundidad y realce a los hechos históricos gracias a su carga simbólica.

Interpretar, reconstruir o analizar hechos sobre testimonios o datos oficiales nos coloca en un escenario nuevo de valoración histórica sobre lo ya dicho. Y es evidente que el arte al igual que la historia, le da sentido e identidad a lo que somos como individuos y pertenecientes a un grupo social. Estos aspectos se mueven en la esfera de lo público y lo privado en escenarios como el artístico y el fenómeno histórico, que también nos representan y busca despertar el rechazo por formas concretas de violencia.  En este sentido, el pasado no es un modelo estático para el presente, porque cada generación examina su memoria histórica de forma distinta y genera cambios, revaloraciones y ajustes desde las diferentes perspectivas, sobre todo aquellas que generan mayor controversia y han sido impuestas por el discurso oficial.

En este punto, los diferentes relatos que habían quedado en la sombra por el discurso oficial se erigen como nuevos testimonios, que pretenden darle una nueva significación y un nuevo enfoque a la historia. Paul Ricour nos dice que la historia debería partir de los testimonios de la memoria, para instruirla, ilustrarla y desenmascarar los falsos testimonios, este accionar pretende entre otras cosas, reconciliar y reconstruir la memoria histórica en lo que el autor llama una justa memoria. Para el autor, memoria y olvido son dos conceptos difíciles de separar, ambos se vinculan resultando una relación clave que permite la reconstrucción de las diversas memorias sociales y su carácter histórico, esto teniendo en cuenta que están sujetas a cambios políticos y culturales, así como al desenvolvimiento del presente e interpretaciones del pasado.

Es significativo y complejo indagar desde el presente el relato histórico, cuya recuperación de la memoria permite entre otras cosas reafirmar y reforzar la identidad, y es aquí que la memoria toma conciencia de la barbarie vivida y de la manera cómo ésta afecta no solo el recuerdo individual sino a las identidades colectivas. Identidad y memoria son dos referentes difíciles de separar, sobre todo cuando nos hallamos frente a episodios fuertes de violencia donde se van desdibujando los elementos de pertenencia. Aquí el arte jugará un papel significativo desde lo simbólico en la experiencia sensorial.  

Ahora bien, más allá de los documentos, fuentes históricas oficiales, monumentos o imágenes en espacios públicos, se abren otros espacios como los artísticos donde la memoria aparece con un valor simbólico profundo y los artistas se convierten en gestores de evitar la amnesia y las fracturas sobre la base del fenómeno histórico. Y aunque nuestro continente se enfrenta en cada momento con pasados tormentosos, son los artistas (entre otros agentes políticos) quienes están aportando con sus obras a la construcción de memoria, identidad y no repetición. Lo interesante del arte es que ofrece otras miradas cuyo lenguaje intenta ir más allá de lo evidente, generando por lo tanto una reconfiguración en la forma en cómo se presentaron hechos de violencia que han quedado marcadas en el inconsciente colectivo.  

Un ejemplo, es encontrar cómo el tema de las víctimas se vuelve recurrente en los debates académicos sobre memoria histórica, y este aspecto ha encontrado un espacio de desenvolvimiento simbólico en el arte, que aporta sobre las investigaciones rutinarias una activación de la memoria, donde las obras artísticas actúan como disparadoras e impulsan un ámbito propicio para la reflexión. Desde diversas perspectivas los artistas elaboran estrategias donde la memoria sobre el pasado crea un puente en el presente, no como relaciones temporales o memorias imaginadas dedicadas al consumo masivo, sino involucradas con la vivencia real, con resignificaciones de lo sucedido, en este sentido, las obras contribuyen a darle un nuevo significado a la identidad de los pueblos, no como un simple afán recordatorio sino como un instrumento dinámico y eficaz.

Un ejemplo de lo analizado es la obra de Delacroix “la libertad guiando al pueblo”, donde se recrea un momento de agitación por lo sucedido en Francia producto de la revolución y emancipación del pueblo a causa de la indiferencia de la monarquía, aquí el artista logra captar la fuerza del momento, reconstruye una escena o una serie de símbolos alrededor de un suceso con la mayor impresión sensible con la que cuenta, precisando la información con otras fuentes, donde el artista deja de ser un agente pasivo y el arte despierta nuevas intencionalidades.

“Desde un punto de vista ontológico, la memoria colectiva está presente en la sociedad como un conjunto de ideas platónicas que la sobrevuelan. La memoria colectiva, además, actúa junto con el lenguaje como un filtro para la experiencia y el conocimiento individual. Fue sobre todo esta última observación, este condicionamiento a la memoria individual, lo que movió a plantear y desarrollar el concepto de la memoria colectiva. (…) Este concepto ha estado muy presente durante toda la Historia del Arte, desde las venus prehistóricas hasta el presente, pues, durante la Historia el Arte ha sido lo que más ha promovido y fijado imaginarios en nuestra cultura, tanto para la posterior repetición y copia de obras por otros artistas, como esa propia idea visual en nuestra mente. Citando a Lotman sobre este tema: “Los aspectos semióticos de la cultura se desarrollan según leyes que recuerden las leyes de la memoria, lo que pasó no es aniquilado: pasa a ser conservado para luego manifestarse.”

¿Por qué la exposición pictórica “¿Sangre verde, arte combativo” se convirtió en un referente para la memoria histórica y colectiva?

La exposición quiso a través de una serie de pinturas rechazar la ley forestal 31973, reuniendo en un mismo espacio la dimensión estética, cultural y política con un objetivo en común. Es así, cómo la acción política encaminada a crear una posición ante la ley permite que el artista exprese a través del arte su inconformidad.

La exposición ha rememorado el pasado y la consigna de no repetición, condena el silencio y despierta el interés por alzar una voz de protesta, por ejemplo, después de los sucesos acontecidos como el “Baguazo” es contradictorio que el Estado promulgue leyes que sigan atentando contra los bosques de la Amazonía peruana. El recuerdo de lo sucedido tiene que estar presente para que no se repita hechos catastróficos y el arte se compromete en esta ocasión, para provocar no solo una experiencia estética, sino el hecho de activar el recuerdo saliendo de lo convencional, a través de las pinturas que han reflejado con crudeza los actos injustos que atraviesa Perú con esta ley.

La exposición que tuvo un segundo momento en la ciudad de Moyobamba, abarcó otras manifestaciones artísticas como la fotografía y el teatro en un ambiente de compromiso político y social, que nos acerca a las problemáticas medio ambientales que agobian la región de la amazonia peruana desde hace tiempo, y afectan del mismo modo a las comunidades indígenas que viven allí. La temática misma hace que los hechos históricos se asuman con responsabilidad, donde el artista rescata del olvido los ciclos siempre perversos donde se explota a la par la pacha mama y a los pueblos originarios, rememorando el pasado traumático de acontecimientos como el “Baguazo” para vincularlos con el presente. De esta manera se llegó a coincidir desde las bases técnicas y los agravantes del pasado, como la ley forestal 31973 parte de un ciclo donde los gobernantes utilizan su poder para legislar leyes sin consulta previa a las comunidades indígenas, desconociendo la soberanía de estos pueblos y los acuerdos internacionales que el Perú ha firmado para proteger sus recursos vitales. Ningún gobierno debería obviar la importancia que tiene la vida, la cual está por encima de otros conceptos como el progreso y el desarrollo.

Sobre la experiencia de la exposición pictórica para promover la derogatoria de la ley forestal 31973

La exposición activó la denuncia y el rechazo al exigir la modificación o derogatoria de la ley forestal y de fauna silvestre 31973, que representa un daño directo sobre los bosques en la Amazonía peruana y vulnera los derechos de las comunidades originarias de vivir en equilibrio y salvaguardando la protección de estos territorios. Hay que recordar que en la Amazonía peruana hay tierras que tienen una legislación y protección especial, precisamente por ser habitad de especies de plantas y animales algunos de ellos en vía de extinción, factor que hace indispensable tratarlas como territorios intocables sobre todo de la agricultura. La realidad es que las leyes en el Perú se modifican para disponer y utilizar los bosques para el trabajo agrícola y diferentes formas de explotación, y es precisamente lo que la ley 31973 pretende al quitar la categoría de protección forestal.

El antecedente de no admitir el ingreso de productos agrícolas que vengan de zonas deforestadas por parte de la unión europea a los proveedores, hizo que se fijara un plazo para que países como Perú estén en regla y no utilicen espacios de protección de bosques para uso agrícola. De este modo, la ley 31973 busca darle estatus de uso agrícola a estos territorios sin tener en cuenta la opinión técnica de profesionales y líderes indígenas que manifiestan que estos espacios biodiversos no son aptos para la agricultura, así como no se puede legalizar la deforestación porque se corre el riesgo de ocasionar desastres naturales, como derrumbes, deterioro del subsuelo, lo que también implica el riesgo inminente de condenar al exterminio muchas especies tanto de flora y fauna que son oriundas del lugar. No se puede promover la deforestación sin tener en cuenta que tal acto puede causar la erosión de nuestros bosques motores de la vida en todos los lugares del mundo y este tema es de conocimiento de entidades como el ministerio de ambiente, que ha propósito de la ley 31973 fue relegado y pierde autoridad ante estos temas, dejando la decisión en manos del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego quien tomara las decisiones correspondientes al tema como principal rector, y dejando al primero para que emita opinión con respecto a lo que antes eran de su competencia.

El pasado aquí vuelve a recordarnos sucesos como el “Baguazo”, donde en medio del hermetismo total se modifica la ley en beneficio de un llamado al progreso por parte de los gobiernos de turno, que sin consulta previa y sin criterios técnicos apropiados, generaron las condiciones para que se diera un conflicto entre las comunidades indígenas en su momento con la policía, con un resultado lamentable de muertes, heridos y hasta desaparecidos. Para Yoplac (2023), el Baguazo constituyó una “resistencia material y espiritual de las comunidades originarias  amazónicas” en defensa de los territorios ancestrales. 

A manera de reflexión

El artista a través de su obra ha llegado a tomar como referente la complejidad de los procesos históricos para resignificar lo acontecido en un ejercicio de reconstrucción del pensamiento. La memoria como parte de la construcción de historia y la noción de olvido, busca desplegarse en espacios cada vez más significativos como el arte. La recuperación de la memoria histórica y colectiva nos lleva a rescatar de la sombra aquellos recuerdos que han sido diluidos por los discursos oficiales, permite entender los acontecimientos desde otras fuentes que antes no se tenían contempladas y renuevan los diálogos y discursos interdisciplinarios permitiendo la ampliación de los vestigios del pasado para construir un relato histórico más inclusivo.  

El artista se debe indisolublemente a su pueblo, a su espacio-tiempo, a su contexto existencial porque es en su entorno donde emergen las historias y lenguajes que median en sus creaciones, es por ello que lejos de pretensiones mercantilistas y consumistas, el arte está llamado a apalabrar las vivencias, sentires y pensares con todo lo que ello representa en la historia de nuestra América.

La construcción de la memoria histórica y colectiva a través del arte, debe propender por la resignificación e identidad de los pueblos, ya no como objeto de estudio e investigación exclusivo de los saberes históricos y académicos, sino como categoría social adscrita a las ciencias culturales y artísticas comprometidas con la defensa de la memoria viva de los pueblos y para la no repetición de hechos dolorosos y dramáticos, así como también para garantizar que los elementos culturales e históricos propios de cada sociedad preserven su carga simbólica, discursiva y narrativa como parte de un pasado resignificado en un presente que se construye y reconstruye constantemente.

 

 

 

 

Referencias

El Peruano. (2024). Ley Nº 31973 – Ley que modifica la Ley 29763, Ley Forestal y de Fauna Silvestre, y aprueba disposiciones complementarias orientadas a promover la zonificación forestal. Obtenido de: https://busquedas.elperuano.pe/dispositivo/NL/2251964-1

La memoria cultural en la Historia del Arte, Por Oleg LUKIN @cosmicquetzal. https://arteneablog.wordpress.com/2017/07/10/la-memoria-cultural-en-la-historia-del-arte/

Paya, E. (2013). Microscopio del arte y la cultura. La pintura histórica. Revista Chilena Infectología 2013; 30 (1): 51-51.

Vega, C., Arte contemporáneo: Pintura. https://www.studocu.com/es/document/instituto-de-educacion-secundaria-pablo-picasso/historia-del-arte-orientacion-en-humanidades-y-sociales

Yóplac, M. (2023). Visibilizando la resistencia: el caso de nativos awajún y wampis encarcelados en contexto del baguazo: Amazonía Peruana, Vol. XVIII, N° 36, 2023; pp. 157-180. https://doi.org/10.52980/revistaamazonaperuana.vi36.337

 

 

ANEXOS

 

Imágenes de la Exposición Colectiva Multidisciplinaria Sangre Verde, presentada el 02 de febrero de 2024 en Café Fusiones en la ciudad de Chachapoyas y el 09 de febrero en la Dirección desconcentrada de cultura de San Martin en la ciudad de Moyobamba.

 

Figura 1

Cabeza Del Jaguar

Nota: Artista: Mayker Sinarahua. La pintura hace referencia a la muerte de los líderes indígenas de las diferentes comunidades nativas en la selva peruana.

 

 

 

 

 

Figura 2

Siglicho

Nota: Artista: Diego Capuena, el vínculo con la naturaleza que trasciende a lo espiritual.

 

Figura 3

Dapne

Nota: Artista: Luis Portilla, el fluir y la relación entre la sabiduría de nuestra madre naturaleza y la de la humanidad.

 

Figura 4

Seres de la Vida

 

Nota: Artista: Jackeline Ontibon, somos parte de un todo y entre todos nos tenemos que cuidar.

 

Figura 5

Sinfonía Del Azul  

 

Nota: Artista: Luis Portilla, la armonía, los acordes que envuelven y realimentan el alma. 

Figura 6

El canto de la extinción

Nota: Artista: Gustavo Castillo, los sonidos que nos llaman a poner atención y evitar nuestra extinción.

 

Figura 7

Reverdecer

Nota: Artista: Diego Capuena, las mujeres y su acto de dulzura y cuidado.

Figura 8

Mirada de Esperanza

Nota: Artista Fiorella Tello, la mirada de una niña que sabe que de su furia contra la injusticia depende su futuro.

 

Figura 9

Histopia

Nota: Artista: Lucas Dahua, la fuerza de los guerreros que protegen la amazonía.

Figura 10

Renacer Díptico

Nota: Artista: Mario Portilla, el instante exacto donde convivimos con la naturaleza.

 

Figura 11

Reminiscencia

Nota: Artista: Lucas Dahua, aunque la muerte llegue a nuestras selvas, siempre habrán semillas que brotaran.



[1]En este sentido ya se inicia un punto de mirada hacia aquello héroes anónimos como el retratar obreros, trabajadores o personajes anónimas que representaban figuras ejemplares en artistas como Honore Daumier, Jean-Francois Millett o Gustave Courbet, en esta época también se destacan artistas como el francés Gustave Moreau con sus obras mitológicas y en Inglaterra GF Watts cuyas obras de perfil victoriano, Daniel Maclise, Edward Burne-Jones y el famoso Francisco Goya en España (tres de mayo). En América tenemos a Emanuel Gottieb Leutze, en Rusia Vasil Surikov (la mañana de la ejecución de Streltsy), Ilya Repin (Iván el terrible y su hijo Iván), Vasily Perov (La condena de Pugachev) entre otros.

[2] El Renacimiento en particular trae consigue la influencia de artistas como: Masaccion (frescos de la Capilla Brancacci), Botticelli (La Primavera, el Nacimiento de Venus), Miguel Ángel (Creación de Adán), Leonardo Da Vinci (La Ultima Cena), entre los artistas barrocos, Rubens (Alegoría de la guerra y la paz), Caravaggio (Cena en Emaus), Velázquez (La Rendición de Breda), Rembrandt (La conspiración de Claudio Civilis), en el siglo XVIII, Benjamín West (Muerte del General Wolfe), Paul Delaroche (The Execution of Lady Jane Gray), Jacques Louis David (Muerte de Marat), del siglo XIX hay un descenso a este género que conlleva al arte dramático con algunas variaciones en los cánones tradicionales aquí encontramos a Eugene Delacroix (La libertad guiando al pueblo), Paul Delaroche, Jean Leon Gerome, Adolfo Menzel, Max Klinger entre otros.

[3] Las exigencias de la vida pública en Francia serán muy distintas después de la Revolución francesa de 1789. Un nuevo orden político igualitario debía hallar conexión identitaria con la práctica artística y viceversa. En el Salón parisino de 1791,2 Jacques-Luis David no participó con una gran pintura de tema histórico a la usanza tradicional como lo habían sido sus ya célebres obras El Juramento de los Horacio (1784) o La muerte de Sócrates (1787). Por el contrario, y estableciendo una inigualable conexión con las demandas del contexto, David participa con un dibujo, muy acabado, pero finalmente una obra inconclusa, más bien, el proyecto de una obra. Se trató de El Juramento del Juego de Pelota (Lám. 1).